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viernes, 1 de abril de 2011

CHAPANTONGO

CHAPANTONGO


 
LEYENDAS

 EL DIENTE TATA
Corría el año de 1852, cuando la hacienda de Tenería formaba parte de  las diez grandes,  nombre con que eran conocidas las diez haciendas más importantes del  recién formado distrito  de Huichapan, y la de tenería era la única que, aparte de la crianza y engorda de ganado vacuno, también  se dedicaba a la elaboración de quesos en adobera  para su envío exclusivo a la ciudad de México.
En aquel entonces, don Ignacio Torrentera y Cano, amo de la hacienda y a quien sus peones llamaban respetuosamente “ tata “ o papá grande , dividía su tiempo para estar en la ciudad de México durante la temporada de la venta de ganado y en su hacienda para los tiempos de cosecha.
Durante esas temporadas de ausencia, la hacienda de tenería quedaba bajo resguardo de don Juan López Oropeza, brazo derecho de don Ignacio y administrador de la hacienda y sus cuadrillas.
Tenía don Juan López una sola hija, misma que al nacer quedó huérfana de madre quien murió en el parto.  El cuidado de la niña, desde entonces fue confiado a Cipriana, cocinera de la hacienda y de quien se desconocía su origen y edad pues era muda y, cuando la hacienda fue adquirida por don Ignacio, está ya era la cocinera de la misma.
Fue justamente “el tata “don Ignacio quien le puso el nombre de Cipriana, por llamarle de algún modo;  y arropo Cipriana cariñosamente a la niña a la que pusieron por nombre Elodia en honor a la madre del patrón.
Se decía en los “pegujales“ y en los corrales, en las bodegas y en las ordeñas que Cipriana tenía pacto con el diablo, pues su edad era indescifrable y los años parecían no pasar por ella,  nadie la escucho jamás quejarse de enfermedad alguna y nunca falto a sus labores de la cocina, cargaba con especial alegría a la pequeña Elodia en un rebozo que terceaba desde el amanecer en su espalda.
Con el paso de los años, la pequeña Elodia fue creciendo, Don Juan, su padre se encargó de enseñarle las primeras letras y números,  la niña aprendía muy rápido, tanto que, a los cuatro años de edad leía fluidamente y escribía “ con mucha propiedad “ , en palabras del propio “ tata “.
Llego el día en el que Elodia casi cumplía los quince años y algunos peones, los más viejos integrantes de la primer cuadrilla (que por cierto apreciaban mucho a  Elodia), convencieron a don Juan para que juntos le organizaran su fiesta de quince años a la niña, acepto don Juan con la única condición de que  tenían que esperar a que llegara el patrón de su último viaje a la ciudad, mismo que había prometido para principios del mes de noviembre.
Comenzaron los preparativos, los peones ofrecieron dos becerros gordos para la barbacoa y don Juan regalo cinco chivos grandes para el asado que tanto le gustaba al patrón.
Por las tardes podía verse a Cipriana sentada bajo el portal principal de la hacienda, bordando con puntadas lentas e hilo de seda, el vestido que llevaría la niña en su fiesta.
“el tata“ llego la última noche del mes de octubre, montando un brioso caballo negro al que Juan mismo llamo “el chamuco “, por su negro pelaje.  Al día siguiente en la hacienda no se hablaba de otro tema que no fuese el festejo de la niña Elodia.
El viernes primero de noviembre comenzó el sacrificio de los becerros y chivos y no había en la hacienda una sola persona que no se encontrara ocupada en alguna actividad propia del festejo.  “el tata“ trajo de la ciudad metros y metros de adorno de papel brilloso y encerado para el portal, trajo también un hermoso collar con cuentas de plata y un par de aretes del mismo metal en forme de espuela charra para regalarle a Elodia.
Para los peones, que apreciaban mucho a Elodia, pasó desapercibido el rápido desarrollo de la niña, el crecimiento de sus pechos y la estrechez de su cintura, lo profundo de su mirada soñadora y lo torneado de sus piernas,  pero no fue así para  el patrón que la miraba con ojos diferentes desde hacía unos meses; mirada que para Cipriana significo un llamado de atención pues encontró en esa mirada la maldad.
El viernes por la tarde mando el patrón ensillar a su caballo y ordeno que ensillaran también una yegua mansa para la niña.
--- cabalgaremos hasta el pozo, dijo el patrón, porque voy a darle a mi niña un regalo que traje para ella desde la ciudad, y se alejaron al trote de sus cabalgaduras.  Una hora después llegaron al pozo, hermoso lugar rodeado de frondosos fresnos y esbeltos sauces,
--- desmonta niña, dijo don Ignacio a Elodia mientras se apeaba y tomando a Elodia por la cintura la ayudo a desmontar.
Fue entonces cuando Elodia sintió por primera vez que las manos de su “ tata “ la tocaban de una forma distinta, y al girar sobre sus talones y quedar frente a frente con el patrón, pudo ver en él una mirada turbia.
___ Que pasa “tata “?, dijo Elodia sorprendida y asustada
___ pasa que te has convertido en una mujer muy chula,  dijo don Ignacio, y quiero ser el primero en besar esos labios tuyos.
___ pero cómo?, si eres mi tatita ?, porque me dices esto?, tú no puedes besarme.
___ ¡claro que puedo!  Dijo seguro el patrón, por algo soy el amo de la hacienda y todo lo que hay en ella me pertenece.
Dicho esto rodeo a la niña con sus fuertes brazos y la beso a la fuerza, arranco la camisita de manta que cubría la parte superior de su cuerpo, levanto la falda y recorrió vorazmente con sus manazas las piernas de la niña.
___ me lastimas “tata “, gemía Elodia mientras sus ojitos se inundaban de lágrimas.
___ ¡no lo hagas! ,  eres mi “tata “
Sacudió las piernas, agito los brazos, grito muy fuerte pero nadie la escuchaba,  fue entonces que, en su desesperación clavo sus dientes en el labio superior del patrón, fue tal la sorpresa y el dolor que, al tratar de desprenderse de la mordida, jalo con tal fuerza que su labio fue atravesado por los dientes de la niña y un diente de esta quedo clavado en el sangrante labio. 
Ciego de ira y de deseo, golpeo fuertemente la cara de Elodia hasta que este cayo desmayado,  entonces el patrón se abalanzó sobre ella y consumo el acto más vil arrebatando la inocencia de la niña mientras se encontraba sumida en la inconciencia.
Cuando recupero el conocimiento y vio a don Ignacio echado a su lado como si nada hubiera pasado, y descubrió  la sangre que cubría sus piernas y su falda, echó a correr desesperada y sin dirección, tropezando con las rocas y los arbustos de espinas que a su paso encontraba mientras gritaba  ___  “ tata “ malo !! , “ tata “ malo !!
En su loca carrera llego al borde de la bezana cubierta de grandes magueyes y,  sin darse cuenta se clavó una punta de maguey en su ojo  izquierdo perdiéndolo al instante y cubriéndose el rostro de sangre.  Ciega de dolor siguió su loca carrera hasta llegar a la orilla del barranco y rodo hasta el fondo golpeando su frágil cuerpecito contra las lajas filosas, cuando por fin llego al fondo de la barranca, la vida había escapado de él.
Al darse cuenta de lo que había causado, don Ignacio corrió buscando su caballo para huir y se encontró con una desagradable sorpresa pues sobre  “ el chamuco “  estaba sentada Cipriana y daba órdenes con rápidas señas al caballo obligándolo a lanzarse contra el asustado patrón.
Y, en un remolino de polvo y viento gélido, “el chamuco “golpeo a su amo tirándolo al suelo, pisándolo en repetidas ocasiones, clavando sus cascos  por todo su cuerpo hasta dejar solamente una masa de carnes y girones de ropa. 
Al “chamuco “ nadie volvió a mirarlo y el cuerpo de Elodia tampoco pudieron encontrarlo.
De esa desgracia solo quedo una muda testigo quien desde entonces se encerró en un mutismo más grave del que ya le distinguía,  cuando los peones regresaron con lo que quedo del patrón, encontraron a una Cipriana extrañamente más joven, sentada en el portal principal de la hacienda, bordando con maestría e hilo de seda un manto blanco.
Desde entonces, durante los meses de octubre y noviembre, se puede mirar por las noches  en los viejos caminos que conducen a la hacienda, la figura de una hermosa mujer, pero solo pueden verla los hombres mayores y siempre se le ve de espaldas, cubierta con un manto blanco bordado con hilos de seda,  se hace seguir por los hombres que,  embelesados por sus encantos caminan detrás de ella pretendiendo alcanzarla,  cuando se acercan lo suficiente, pueden darse cuenta de que no tiene pies ni manos,  que flota sobre el suelo mientras el viento agita la bastilla raída de su manto,  y es entonces cuando se dan cuenta de que es demasiado tarde para escapar.  Entonces  la figura se gira  mostrando un  horrendo esqueleto y su cara en forma de calavera de caballo apenas enmarcada por unos ralos mechones de pelo negro y en la que se puede ver la falta de un diente mientras grita con una voz ronca y hueca:
___ ¡  mira mi diente  tata !   Mira mi dienteeeeeeeeeeeeeeeeee   !!
                        Diente tata,  diente tataaaaaaaaaaaa  !!
     Actualmente pasa frente a la hacienda de tenería la carretera que une a los municipios de Alfajayucan y Chapantongo y es, durante los meses de octubre y noviembre que,  en ese tramo carretero se incrementan inexplicablemente los accidentes causando muertes por  choques y volcaduras y las víctimas  son invariablemente hombres mayores de treinta años.
                                  ¡ ¡   Mira mi diente  tata !!  

"Version libre del Profr. Martin J. G. Escamilla"

HACIENDA TENERIA  


EL CERRO DEL HUALTEPEC O COATEPEC, DONDE NACIO HUITZILOPOCHTLI E IBA FUNDARSE MEXICO
Cuentan los habitantes de Zimapantongo, Comunidad perteneciente a Chapantogo Hidalgo que en el sur de la región  del estado de Hidalgo, la montaña  Hualtepec, entre Chapantongo, Coatepec, el cerro mítico donde los aztecas ubicaron el nacimiento cosmogónico de su dios supremo Huitzilopochtli. 
Parecen  sustentar  que el sito que los aztecas  habitaron cerca de tula  antes de llegar al valle de México, fueron precisamente  abajo del Cerro del Cualtepec
Pase que una de las dos cimas del Hualtepec es hoy  utilizado como santuario de la Santa Cruz, donde cada 3 de mayo se hacen peregrinaciones y peticiones de lluvia en el magín colectivo  de la población mestiza  de Zimapantongo en las comunidades vecinas de el Astillero, Amealco y Nopala y los Municipios de Huichapan y Alfafayucan subsiste la versión de que allí ´´iba hacer México´´. Esta tradición oral, cada vez mas extendida en grupos ´´indigenistas o prehispanistas´´  de Hidalgo, Querétaro y el Distrito Federal donde cada 21 de diciembre organizan un Paquetantzalliztli (fiesta de banderas) para celebrar el nacimiento de Huitzilopochtli, los Aztecas decidieron de levantar ahí su ciudad porque Hualtepec era demasiado angosto a los mexicas en ligar de donde debían fundar México -Tenochtlitlan.
En Hualtepec, sin embargo, el águila emblemática que más tarde daría origen a la ciudad de México se posó en tierra; los aztecas vivieron 28 años; en las dos cimas del cerro levantaron centros ceremoniales a Huitzilopochtli prosiguieron su camino hacia el valle de México donde hallarlo el ´´águila  pasada sobre el nopal devorando una serpiente de cascabel´´ la función ritual de los restos arqueológicos hallados en su cima es igual a la que tuvieron las dos capillas dedicadas a Tláloc y Huitzilopochtli en el templo mayor de México Tenochtitlan ; a la tradición oral vigente en la región rural del sur del valle del mezquital coincide con la versión legendaria de que Hualtepec se iba a ´´fundar México´´.
Coatepec que en náhuatl significa precisamente ´´´cerro de las serpientes ´´ ahí dominaba Coatlicue, la ´´diosa madre tierra´´ cuyo principal atuendo era falda de víboras de cascabel.

LOS MADHOS

Se dice que entre los años de 1896 y 1904,  la hacienda de  Xhajay  alcanzo su máximo esplendor productivo, destacándose entre las haciendas vecinas por producir  maíz, cebada y avena, aparte de la gran producción de ganado bovino y caprino, así como las primeras vaquillas de lidia  nacidas en tierras hidalguenses.
En aquel entonces, don Arcadio Uribe,  dueño y administrador de esa hacienda, celebraba cada año una gran fiesta en honor a la virgen de Guadalupe y hacia que la peonada y el personal de la servidumbre participara en los festejos que duraban una semana y comenzaban con un ayuno previo a la peregrinación  que, a pie recorría los municipios de Chapantongo, Tula, Tepeji y parte del Estado de México hasta llegar a la basílica de Guadalupe en el Distrito Federal, participaban en esa peregrinación  don Arcadio Uribe  y  su brazo derecho don Miguel Miranda quienes encabezaban la caminata al frente de ochenta hombres y mujeres de la hacienda, mismos que por su trabajo, lealtad y comportamiento durante el año previo, se hacían acreedores a lo que para ellos representaba una distinción.
Cuentan que, durante el año de 1906 llegaron a la hacienda seis hombres desconocidos, desaliñados, llenos de polvo y a punto de morir de sed y hambre quienes aseguraban que venían huyendo de una matazón emprendida por los curas michoacanos en contra de quienes no acudían a las oraciones vespertinas que se celebraban en todas las capillas e iglesias de el estado de Michoacán,  destacaba entre esos seis un hombre que respondía al nombre de Sabas Alzado y según se veía era el líder del grupo.  Con la aprobación de don Arcadio Uribe se les dio de comer y agua, se les proporciono un tapanco para que pudieran descansar y luego les regalaron ropa.
Como agradecimiento por tan buen trato, los seis hombres se levantaron tempranito y recorrieron con avidez todas las corraletas  en donde se encontraban los toros y las becerras de engorda que ya estaban listas para la  “ tienta “ ,  don Arcadio y la peonada se dieron cuenta de inmediato que los hombres conocían el oficio de la “tienta” y los dejaron hacer pues por esos días los “tentadores” , que eran muy pocos, recorrían todas las haciendas y era difícil conseguir uno que garantizara la calidad del ganado que se vendía.
Muy pronto la cuadrilla del  “ alzado “, como comenzaron a llamarle a Sabas se hizo popular entre la peonada y se convirtieron en los favoritos de don Arcadio quien solía invitarlos a la casa grande a comer o a cenar.
Acostumbraba don Arcadio, dentro de su fervor Guadalupano, organizar también una misa el primer domingo de cada mes en la capilla de la hacienda y a esa misa,  cada trabajador y su familia,  debía acudir con puntualidad para rendir tributo a la virgen morena,  las jovencitas llevaban hermosos ramos de geranios y tulipanes,  las señoras rezaban con fe echando mano de sus rosarios de plata que eran regalo del patrón, los hombres adornaban su  “ xhamathi “  con toquillas que ellos mismos tejían con palma y al llegar a la capilla se despojaban del sombrero para colocarlo a los pies del enorme altar que don Arcadio había hecho  labrar a marro y cincel, de una sola pieza de piedra negra de recinto y en el que figuraba la hermosa escultura del mismo material de una virgen de Guadalupe de mirada dulce y tierna sonrisa.
Cuando la peonada y don Arcadio se dieron cuanta de que la cuadrilla del “ alzado “ no participaba en la misa de cada mes no se extrañaron pues estos trabajaban duro, desde el amanecer y hasta bien entrada la tarde, todos los días so pretexto de que, el cuidado constante de la becerrada garantizaba que estos quedaran listos para la “tienta” hasta dos meses antes de lo normal,  lo que le aseguraba a la hacienda de Xhajai ser la primera del estado en entregar tres y hasta cuatro mil ejemplares bovinos de la mejor calidad.
Llego el día mas esperado del año, el primero de diciembre,  día en el que don Arcadio acostumbraba reunir a la peonada e informarles los nombres de quienes, ese año habrían de participar en la peregrinación,  cuando el patrón menciono los nombres del “ alzado “  y su cuadrilla,  se genero un rumor en el que asomaba el miedo pues muchos de los peones sabían ya que los del “alzado” no querían como ellos a la morenita y no la respetaban,  pero la palabra del patrón era la ley.
La madrugada del dos de diciembre partió el grupo encabezado por don Arcadio y don Miguel,  a partir de ese momento comenzó a correr un extraño viento helado y se dejo sentir una brisa que parecía aguanieve,  desde la salida los hombres del “ alzado “ comenzaron a maldecir muy quedo y a protestar por haber sido obligados a participar en lo que ellos llamaban “ una estúpida costumbre “.  Bajaron por el camino de ganado de Chapulaco y atravesaron el ejido de Tlaunilolpan,  fue en esa escabrosa bajada que don Miguel se falseo un tobillo y  debió regresar a la hacienda en los lomos de una de las mulas que llevaban cargadas con los víveres y el agua;  las burlas silenciosas de “el alzado y su gente “  fueron el marco que acompaño a don Miguel en su solitario retorno,  era el camino tan difícil que,  en ese inicio resultaron varios caminantes golpeados, torcidos y con las rodillas sangrantes, mientras los del “ alzado “ lograban disimular cada vez menos sus risas burlonas y sus comentarios faltos de respeto dirigidos a tan “ estúpida costumbre “.
Cuando la tarde del día siguiente los alcanzo,  los peregrinos casi habían llegado al ejido de Ozocalpan y como iban lastimados y cansados, ordeno don Arcadio que, al pie de la loma caliza descansarían cuatro horas.
Mientras los peones buscaban la forma de aliviar los dolores de los lastimados, las mujeres buscaban leña seca y encendían la fogata para calentar las enchiladas y los tlacoyos que llevaban,  y fueron dos de estas mujeres las que, al trepar hasta lo alto de la loma,  pudieron descubrir al “ alzado “  y sus hombres sentados en el suelo formando un circulo y dándose la espalda mientras repetían  ¡ estúpida costumbre ! , ¡ estúpida costumbre !,  golpeando el suelo con la palma de la mano y escupiendo después de cada frase.
Corrieron asustadas las mujeres a informarle a don Arcadio quien les dijo,  tengan cuidado con lo que dicen por que la virgen castiga a la gente mentirosa,  sin creerles lo que estas decían,  y las convierte en piedra para callarles la boca concluyo tajante don Arcadio.
Cenaron,  hicieron un rezo y se dispusieron a dormir un rato para continuar con su camino,  todos menos “ el alzado “ y sus hombres quienes,  en forma de burla,  permanecían semi hincados con las rodillas separadas haciendo una parodia de los respetuosos rezos que los peregrinos realizaban.
A  las doce de la noche, la brisa que parecía aguanieve comenzó a arreciar pero extrañamente no cuajaba, no se pegaba en las piedras ni en el suelo, solo se dejaba sentir un extraño frio de esos que calan hasta los huesos, fue entonces que don Arcadio decidió suspender el descanso y emprender el camino para que,  con la caminata entraran los cuerpos en calor.  Recogieron sus cosas y emprendieron la marcha en medio de una inusual oscuridad.
Amanecía cuando el grupo llego a Tula y don Arcadio dio la orden de hacer alto para realizar un rezo en agradecimiento por haber sorteado tan horrible noche,  descubrieron entonces que,  ni “ el alzado “ ni su gente estaban entre los peregrinos y comenzaron a generarse entre los peones y las mujeres todo tipo de intento de explicación,  unos decían que habían sido sorprendidos por los coyotes y se los habían comido, otros aseguraban haber escuchado sus gritos de terror pues  “ el maligno “ se los había cargado por burlarse de la fe.
Así pues, nadie supo  que fue lo que realmente sucedió con la cuadrilla del “ alzado “,  emprendieron el camino,  llegaron sin contratiempos a la Basílica de Guadalupe, escucharon misa, comieron en el atrio de la catedral y emprendieron el camino de regreso a la hacienda plenos de alegría, fe y gratitud por haber logrado vivir y participar en un año mas de trabajo y de vida.
Cuando a su regreso cruzaron por el ejido de Ozocalpan,  se encontraron con un nutrido grupo de gente, mujeres y hombres,  jóvenes y niños extrañados todos por los montículos de piedra que habían aparecido hacia dos días al amanecer sobre la falda de la loma caliza, formaciones rocosas que parecían personas hincadas y en pose de rezo,  con la barbilla pegada al pecho y las palmas de las manos unidas al frente,  seis en total y de tamaños similares.
Cuando, al llegar por fin a la hacienda, los peones y las mujeres le contaron a don Miguel lo sucedido,  este les dijo que la cuadrilla del “ alzado no había regresado a la hacienda y que seguramente esas piedras eran ellos,  y que habían sido castigados por su soberbia y por su falta de respeto siendo dejados a la intemperie para que los fríos vientos y los quemantes soles sobre sus rocosas espaldas sirvieran de recordatorio a todos los que no respetan las creencias y la fe de los demás.
Las gentes que construyeron sus casas en la cercanías de la loma caliza aseguran que, en las noches de lluvia y en las noches de invierno, se escuchan dolorosos gritos  que provienen de esas rocas y aseguran que mas de una vez han visto como esas rocas parecen moverse con rumbo a Tula como si quisieran retomar el camino de la fe que años atrás despreciaron.
Los vecinos de Ozocalpan nombraron a esas rocas “ los madhos “,  que significa:  LOS CASTIGADOS .
Versión libre del Profr. Martin J. G. Escamilla

 
TRADICIONES

 La fiesta con mayor tradición es la que se celebra el día 25 de agosto fiesta al Señor San Antonio la cual tiene una duración de tres días donde hay charreadas, convivencia popular, juegos mecánicos y pirotécnicos y un gran baile popular. La Semana Santa la celebran con la representación de la Pasión de Cristo y las tres caídas; los días 1 y 2 de noviembre se celebran en todas las comunidades los días de muertos con altares en las cuales ponen comida que a los difuntos gustaban, agua bendita y veladoras.

Nuestras tradicionales más importantes celebradas en la cabecera del Municipio, son:
*Semana Santa: representación de la pasión y vida de Jesús..                
*25 de Julio: festejo al Santo Patrón Santiago Apóstol
*15 y 16 de Septiembre: fiesta de Independencia de México.
Además de las festejadas en cada barrio y/o comunidad.


GASTRONOMIA

El Municipio de Chapantongo es destacado por la diversidad de platillos gastronómicos,  mismos que muestran parte de la cultura y tradición que nos caracteriza. Aquí puedes encontrar: gusanos de maguey (escamoles y Chinicuiles), quesadillas y acompañarlo con la bebida típica: El Pulque.
 Ya que todos los días puedes disfrutar de sabores diferentes.
Por las mañanas prepárate para comer unas quesadillas de: flor de calabaza, quelites, huitlacoche, tinga, queso o un  rico guisado de conejo hasta los gusanos de maguey: escamoles y Chinicuiles (cuando es temporada).
En la tarde-noche  deleita tu paladar con  unas enchiladas, tacos de sudadero, bistec, pambazos, entre  otras variedades. 
Y para los fines de semana  es  recomendado  probar una rica barbacoa,  pancita, consomé o carnitas en la plaza principal.

1 comentario:

  1. Ummm lo de la fiesta mayor es relativo ya que en las distintas comunidades se celebran en distintas fechas. Lo mas tradicional en las casas que tienen una celebracion son carnitas y la barbacoa. Algo tradicional en epoca de cosechas son las Memanshas, que son una especie de pan o galleta que se hacen de maiz aun tierno (no elote) pero esta a punto de ser mazorca. Se acompañan con café de olla para cenar o desayunar.

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